sábado, 3 de septiembre de 2016

LA REVOLUCIÓN ORIENTAL (1825-1830)

LOS HECHOS.


Luego de haber fracasado el intento revolucionario de 1823, los exiliados orientales refugiados en Buenos Aires continuaron los preparativos para un nuevo levantamiento armado. En 1825 nuevos hechos políticos aumentaron su confianza en la posibilidad de un iniciar una lucha victoriosa. Varios factores crearon el clima propicio para la insurrección:
a) en lo interno de la Provincia Oriental era cada vez mayor el descontento con la política de Lecor que favorecía a un reducido grupo de allegados. Muchos orientales que no habían particiapado en el intento de 1823 ahora parecían dispuestos a la lucha y sólo se esperaba el momento propicio y que se pronunciaran personalidades de reconocido prestigio (caudillos).
b) en el orden internacional hay dos hechos que van a estimular y favorecer la revolución de 1825. Por un lado se produce la derrota final de las últimas fuerzas españolas que aún permanecían en Sudamérica, en la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824). Se aseguraba así el fin del dominio español, ya que era impensable la posibilidad de una reconquista hispánica sobre sus ex-colonias, sobretodo porque era claro que Inglaterra no estaba interesada en que eso ocurriera. Por lo tanto España ya no podría reclamar ningún derecho sobre el territorio de la Provincia Oriental y los orientales debían decidir si seguían perteneciendo a Brasil o si cambiaban esa situación.
El otro hecho significativo tenía que ver con la organización de las Provincias del Río de la Plata. Tras varios años de desorden y luchas entre las provincias, en diciembre de 1824 se instaló en Buenos Aires el Congreso Constituyente con el objetivo de redactar una constitución y crear un gobierno para todas las provincias que habían sido parte del Virreinato del Río de la Plata. El Congreso Constituyente aprobó en enero de 1825 una Ley Fundamental que establecía que el Congreso se encargaría de los problemas de interés común a todas las provincias y se encomendaba provisoriamente al gobernador de Buenos Aires el Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas (hasta que se aprobara la constitución definitiva).
Este acontecimiento tenía consecuencias sobre la situación de la Provincia Oriental. La dominación portuguesa y brasileña sobre la provincia había sido posible por la desunión de las provincias del Río de la Plata, pero estas nunca habían creído que aquel dominio fuera definitivo y esperaban ver a la Provincia Oriental de vuelta a su seno. Alejado Artigas de la zona, Buenos Aires ya no veía a los orientales como un peligro y las provincias del litoral seguían viendo a la P. Oriental como otra de ellas.  Además la presencia brasileña en el Río de la Plata se veía como una peligro.
Pero hacer que la P. Oriental volviera a ser parte de las Provincias del Río de la Plata y dejara de ser una provincia del Imperio de Brasil, significaba enfrentarse a los brasileños. Para hacerlo las provincias platenses debían estar unidas. Al comenzar el año 1825 se había logrado esa unión.
En abril de 1825, con la “cruzada libertadora” va a dar comienzo la insurrección de los orientales contra el dominio brasileño. En un primer periodo , que va desde abril a octubre de 1825, la revolución fue un movimiento de orientales sin una participación directa de fuerzas de las Provincias del Río de la Plata. Cuando los orientales mostraron su capacidad guerrera para derrotar a los brasileños y dieron señales de organizarse, el Congreso de las Provincias del Río de la Plata aprobó la Ley de Reincorporación por la cual la provincia Oriental pasaba a ser parte de aquellas (24 de octubre de 1825). Anteriormente, el 25 de agosto de 1825, un congreso de orientales reunido en la ciudad de Florida se había pronunciado en contra del dominio brasileño y a favor de la unión con las provincias platenses.
Desembarco en la Agraciada, pintura de J. M. Blanes
2) LA CRUZADA LIBERTADORA
¿Donde y cómo se organizó la revolución? Los exiliados orientales que estaban en Buenos Aires se reunían en el comercio de Luis Ceferino de la Torre o en los saladeros de Pedro Trápani preparando la insurrección. Entre otros asistían a esas reuniones Juan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe, Manuel Lavalleja, Pedro Trápani, Simón del Pino, Pablo Zufriateguy, Atanasio Sierra y Manuel Freyre.
Los revolucionarios hicieron dos tipos de gestiones: unas en Buenos Aires para obtener armas y dinero; otras en la P. Oriental para obtener gente que apoyara el movimiento asegurándose una participación masiva en la insurrección armada.

En Buenos Aires hubo apoyo de la población; el gobierno no se comprometía públicamente para evitar una guerra prematura con Brasil, pero permitió las reuniones “secretas” y aportó dinero. También aportaron dinero grandes comerciantes, saladeristas, estancieros y banqueros que esperaban obtener alguna ganancia cuando la provincia volviera a estar vinculada políticamente con Buenos Aires. A partir de 1822 había aumentado la demanda de productos de los saladeros lo que provocó una mayor demanda de ganado. Los saladeros de Buenos Aires necesitaban más ganado para faenar y los estancieros necesitaban más tierras para más tener ganado. Asentarse en la P. Oriental luego de expulsar a los brasileños, parece ser el motivo principal de ese apoyo de estancieros y saladeristas porteños. No era sólo por solidaridad con los orientales.
En la P. Oriental se obtuvo el apoyo de pequeños caudillos que se comprometieron a proporcionar caballos y conseguir gente para la lucha. Pero fracasó el intento de obtener la adhesión del caudillo principal en la campaña: Fructuoso Rivera, quien ocupaba un puesto de importancia dentro del gobierno brasileño en la P. Oriental.
En abril de 1825, completados todos los preparativos, se inició la Cruzada, cuya jefatura correspondió a Juan Antonio Lavalleja. Se cruzó el Río de Uruguay desde  Buenos Aires en dos etapas y finalmente el día 19 de abril desembarcaron en una zona conocida como La Agraciada.  El grupo que desembarcó era pequeño, 33 hombres de acuerdo a la tradición; pero en territorio oriental se fueron sumando más. Los desembarcados eran sólo el grupo dirigente, pero se necesitaba de la suma de la población oriental para hacer triunfar la rebelión. Diez días después del desembarco, en las cercanías del arroyo Monzón, se incorporó Rivera a las fuerzas revolucionarias. Este hecho, polémico en cuanto a si la incorporación fue voluntaria o forzada, era de trascendental importancia porque significaba contar con el apoyo de la campaña donde era mucha la influencia de Rivera.

3) LOS OBJETIVOS DE LOS REVOLUCIONARIOS
Los objetivos inmediatos de los rebeldes eran militares y políticos.
Los objetivos militares eran:
A) Extender la revolución desde el oeste hacia el este dividiendo y aislando al ejército brasileño que quedara al sur.
B) Mantener la zona del litoral porque a través de ella se podía recibir ayuda de las provincias argentinas.
C) Organizar un ejército capaz de soportar una larga campaña.
D) Demostrar fuerza y eficiencia para recibir ayuda desde las Provincias Unidas.
Los objetivos políticoseran: la creación de un gobierno para administrar los territorios que se fueran liberando y demostrar capacidad para mantener el orden y de esa manera obtener el apoyo de las Provincias Unidas y lograr que estas entraran en guerra con Brasil.
En el campo militar se obtuvieron los primeros éxitos con la toma de las ciudades de Soriano, San José y Canelones. El 8 de mayo de 1825 las fuerzas revolucionarias le pusieron sitio a la ciudad de Montevideo que aún se encontraba en manos brasileñas. Después de esos éxitos iniciales se producen dos victorias de importancia para la revolución: Rincón y Sarandí. El 24 de setiembre las fuerzas dirigidas por Rivera iniciaron una acción sorpresiva para quitarle a los brasileños las caballadas que tenían enRincón de las Gallinas, culminando el hecho con una victoria oriental apropiándose los vencedores de 8 mil caballos y armamento.
Aún de mayor importancia por sus consecuencias políticas fue la batalla deSarandí el 12 de octubre. Las fuerzas dirigidas por Lavalleja, y donde se encontraban los principales jefes orientales del momento (Rivera, Manuel Oribe, Zufriateguy, Ignacio Oribe, Julián Laguna, Leonardo olivera, etc) derrotaron al ejército brasileño con fulminantes ataques de caballería. Las bajas brasileñas en Sarandí fueron considerables, pero lo más importante fue que el triunfo daba pruebas de la capacidad de los orientales, elemento importante para obtener el apoyo total de las Provincias Unidas.
El otro objetivo, la creación de un gobierno, también se cumplió.

4) CREACION DE UN GOBIERNO PROVINCIAL
Desde el desembarco y hasta mediados de junio de 1825, los territorios liberados fueron gobernados “de hecho” por el principal jefe militar, Juan Antonio Lavalleja.  Este tuvo que resolver los problemas que necesitaban urgente tratamiento y darle una mínima organización al territorio, por ejemplo crear una comisión de hacienda, una receptoría de aduanas y una comisión encargada de hacer gestiones en Buenos Aires para recibir ayuda.
En el mes de mayo Lavalleja envió una comunicación a los cabildos de las principales ciudades de la provincia ordenando que se eligiera un delegado para formar un Gobierno Provisorio.
Se eligieron delegados por seis departamentos: Colonia, Maldonado, Canelones, San José, Soriano y Durazno. El 14 de junio quedó instalado el Gobierno Provisorio en la ciudad de Florida, siendo presidido por Manuel Calleros.
Las primeras medidas tomados por el Gobierno provisorio fueron:

A) Designación de Lavalleja como Comandante y de Rivera como Inspector General del ejército oriental. Se trataba de transformar al movimiento revolucionario en una milicia organizada y atada a las jerarquías.
B) Designación de dos delegados para gestionar en Buenos Aires la ayuda del gobierno de las P. Unidas.
C) Convocatoria a elecciones para formar una sala de Representantes que actuaría como poder legislativo.
Se realizaron las elecciones y el 20 de agosto comenzó a funcionar la Sala de Representantes que se mantuvo hasta que fue disuelta por Lavalleja en octubre de 1827. Estaba integrada por 14 miembros.

5) LAS LEYES DEL 25 DE AGOSTO
Sala de Representantes reunida en Florida
A iniciativa de Carlos Anaya la Sala de Representantes decidió anular la incorporación de la Provincia Oriental a Brasil. En la sesión del día 25 de agosto de 1825 se aprobaron tres leyes que eran fundamentales por que establecían la decisión de los orientales sobre que estado integrarían en el futuro.
-La ley de independencia: consta de dos partes. En la primera parte la Sala de Representantes declara la nulidad de todos aquellos actos por los cuales los gobiernos anteriores de la provincia habían aceptado, bajo el uso de la fuerza, incorporarse a otros estados. En la segunda parte declara que la Provincia Oriental reasume sus derechos y libertades y se declara “de hecho y de derecho” libre e independiente de Portugal, Brasil o cualquier otro poder. De esta manera se anulaba la incorporación de la Provincia realizada por el Congreso Cisplatino en 1821.
-La ley de unión: establece que la Sala de Representantes, representando la voluntad de los orientales, declara la unión de la Provincia Oriental a las Provincias unidas del Río de la Plata, o se que la Provincia Oriental quiere ser parte de aquellas.
La ley de pabellón: establece el uso de la bandera tricolor usada por los 33 al desembarcar (y que retomaba los colores de las banderas artiguistas) hasta que se admitiera a la provincia dentro de las Provincias Unidas, pasando entonces a usar la bandera de estas.


1826: LAS P. UNIDAS CONTRA BRASIL

El gobierno de las P. Unidas había prestado ayuda al movimiento revolucionario en forma indirecta. Los triunfos orientales en Rincón y Sarandí y la ley de unión votada por la Sala de Representantes, decidieron al Congreso de las P. Unidas a considerar a la Provincia Oriental como una de ellas. Esto se hizo a través de la llamada “ley de reincorporación” aprobada el 24 de octubre de 1825, que reconocía a esta provincia como integrante de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Al hacerlo desconocía la autoridad que Brasil decía tener sobre la Provincia Oriental; era, de hecho, la declaración de guerra a Brasil. Este, que ya había protestado reiteradamente ante Buenos Aires acusando a las P. Unidas de favorecer a los rebeldes orientales, declaró  la guerra el 10 de diciembre. Esto no tomó de sorpresa a las P. Unidas que desde mayo había comenzado a reforzar los ejércitos sobre el Río Uruguay.
En enero de 1826 las fuerzas de las P. Unidas ingresaron a territorio oriental y los hombres dirigidos por Lavalleja se unieron a ellas. A partir de este momento la guerra ya no era entre los rebeldes orientales y el Brasil sino entre este y las P. Unidas.
La incorporación de las fuerzas orientales al ejército argentino, dirigido por Martín Rodríguez, se hizo con algunas dificultades. La incorporación significaba la perdida de la autonomía, ya no se trataba de un ejército oriental sino de parte de un ejército dirigido desde Buenos Aires. Además era evidente que Buenos Aires estaba imponiendo el unitarismo en el Congreso Constituyente, por lo tanto había una tendencia centralizadora, que parecía resucitar los viejos antagonismos entre la capital y las provincias.
Durante el año 1826 se vio con mayor nitidez la inclinación alunitarismo del Congreso. Se creó un pode ejecutivo permanente para favorecer la centralización, designándose a Bernardino Rivadavia(dirigente unitario) como Presidente, se declaró a Buenos Aires como capital de las P. Unidas y finalmente se aprobó una constitución de claro contenido unitario.
Este situación se reflejó en la P. Oriental con el aumento de influencia de los sectores favorables al unitarismo que se oponían a Lavalleja que era partidario de la tendencia federal. Presionado desde Buenos Aires Lavalleja delegó el mando político en la Provincia Oriental (había sido designado Gobernador por la Sala de Representantes unos meses atrás) y marchó hacia el frente de batalla en el norte de la provincia.
A pesar de las declaraciones de guerra, la guerra efectiva entre las P. Unidas y Brasil no comenzó hasta enero de 1827. El ejército de las P. Unidas penetró en territorio ocupado por los brasileños y luego de largas y penosas marchas en pleno verano, se produjo la única batalla de importancia de esta guerra: Ituzaingó, donde los brasileños fueron derrotados. La idea de los jefes vencedores era avanzar más en territorio brasileño y lograr una victoria decisiva, pero no se pudo hacer y el frente de lucha se estabilizó.

La guerra también se desarrollaba en el mar. Allí la superioridad brasileña era aplastante y su flota de guerra había bloqueado el puerto de Buenos Aires. A pesar de la superioridad brasileña, el gobierno de Buenos Aires había logrado formar una escuadrilla bajo el mando del experimentado marino Guillermo Brown que obtuvo algunos éxitos.


1827: LA GESTIONES DE PAZ

Los años 1827 y 1828 fueron decisivos para el proceso de independencia del Uruguay. En estos años se observa:
- La paralización de las operaciones militares, adquiriendo más importancia las negociaciones diplomáticas.
- La ruptura interna de las Provincias Unidas que volvieron a dividirse.
- El fortalecimiento de la autoridad oriental que se desliga de la influencia unitaria y adquiere mayor autonomía.
- Las gestiones de paz realizadas por los ingleses y que culminan con la creación del Uruguay.

1) LA MEDIACION INGLESA
Fue solicitada por los dos países en guerra al ver que el conflicto se alargaba y no tenía una definición favorable para ninguno de los dos bandos. Inglaterra por su parte tenía gran interés de intervenir para terminar con el conflicto que afectaba sus intereses comerciales en el Río de la Plata.  Inglaterra era la gran potencia comercial de la época y el sur del continente americano le interesaba porque era proveedor de materia prima (cueros) y podía ser un mercado para sus productos industrializados. Los empresarios ingleses tenían interés en aumentar sus ventas a estas regiones, lo que se veía perjudicado por el bloqueo del puerto de Buenos Aires, y las dificultades de navegación en el Río de la Plata por la situación de guerra.
Por lo tanto el objetivo principal de la mediación inglesa era lograr la paz que permitiera el comercio normal. Pero no se debe descartar otro objetivo: obtener la apertura de los ríos que permitiera el ingreso de la mercadería inglesa al interior de los países. Inglaterra sostenía que aquellos ríos que pasaran por más de un país, no podían considerarse ríos interiores, sino internacionales y cualquier país tenía derecho de navegar por ellos. Esto favorecía al país que tenía la mayor flota que circulaba por todos los mares del mundo: la propia Inglaterra.
La mediación inglesa se hizo a través de Lord Ponsomby, enviado especial del Primer Ministro Canning, que se trasladó a América para hacer las gestiones de paz.

Al comienzo, las conversaciones no prosperaron. en realidad ambos países confiaban aún en que podía vencer al adversario y quedarse con la provincia, por lo tanto no dieron mucha importancia a las gestiones inglesas.
La situación cambió a partir de la batalla de Ituzaingó. El gobierno de Brasil, temeroso de una invasión más profunda a su territorio y con graves problemas internos para resolver, se mostró más dispuesto a negociar.
A fines de 1827 el emperador de Brasil, presionado por los problemas internos (movimientos separatistas), decidió negociar sobre nuevas bases, aceptando como solución la independencia de la P. Oriental, siempre que se le asegurara que en el futuro no se uniría a las P. Unidas.
 Trápani aconsejó a Lavalleja que mantuviera el orden dentro de la provincia demostrando capacidad para gobernarse y no iniciar nuevas operaciones militares. Lavalleja dio su conformidad.
Sin embargo se iniciaron nuevas operaciones militares sin el consentimiento de Lavalleja. Fructuoso Rivera, que se encontraba en territorio argentino, había presentado ante Dorrego un plan para invadir las Misiones y el sur de Rio Grande y crear un nuevo frente de lucha. Dorrego aceptó el plan. Rivera, que pidió la aprobación de Lavalleja para hacer la invasión y no la obtuvo, decidió actuar por su cuenta.  En abril de 1828 invadió las Misiones que quedaron en su poder.
El éxito de la campaña de las Misiones alarmó al emperador brasileño que aceleró las gestiones para llegar a una acuerdo. 
 Presionado por la situación económica y en una posición política que aún no era estable (el apoyo de las provincias era relativo), Dorrego aceptó enviar una delegación a Río de Janeiro para llegar a un acuerdo de paz.


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