miércoles, 26 de julio de 2017

LIBERALISMO

Se conoce como liberalismo la ideologia política, social y económica, propia de la burguesía, que adquirió ese nombre en el siglo XIX, que atiende al individuo y la intangibilidad de sus derechos, por encima del Estado y critica cualquier traba a su libertad, ya sea civil, social o económica, salvo que sea impuesta para no perjudicar a terceros. El liberalismo se opone a cualquier forma de privilegio.
El liberalismo ya había dado muestras de su poder, en la derrota al sistema monárquico absoluto y a los privilegios feudales, al lograr incorporar en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) durante la Revolución Francesa, esos principios de protección a la propiedad privada como derecho inalienable; la libertad en todas sus manifestaciones (religiosa, de opiniones, de tránsito) y igualdad. 
Por lo tanto esta ideología se opone a las resoluciones del Congreso de Viena y aspira en la primera mitad del siglo XIX a la monarquía limitada y el sufragio censitario. Es el denominado Liberalismo moderado.
En la segunda mitad del siglo XIX cuando los obreros comienzan sus reclamos y los problemas de la industrializacion necesitan soluciones el liberalismo se radicaliza y lucha por el triunfo de la democracia el sufragio universal.

Qué es Liberalismo económico:

Como liberalismo económico se conoce la doctrina económica que fundamentalmente propone limitar la intervención del Estado en los asuntos económicos.
Surge en el siglo XVIII, durante la Ilustración, como consecuencia de la pugna contra el sistema político-económico absolutista. En este contexto, las revoluciones burguesas europeas, producidas en el periodo que va de 1789 a 1848, dan lugar a un nuevo tipo de Estado, conocido como Estado liberal.
El liberalismo económico fue inicialmente formulado por Adam Smith en su libro Causas y consecuencias de la riqueza de las naciones (1776), donde sostiene que las relaciones comerciales deben hacerse en un marco de libertad e igualdad de condiciones, de modo que sean las propias fuerzas del mercado y las dinámicas propias del juego de la oferta y la demanda las que regulen y equilibren la economía. En este escenario, el papel del Estado se reduciría, pues, a la defensa de la libertad de la actividad económica.
Para Smith, en libertad, la conducta humana llevaría naturalmente al hombre a buscar su propio beneficio, y, en ese proceso, motorizaría el proceso productivo de la nación, el cual debería conducir a la riqueza y el progreso y, por lo tanto, al bien común de toda la sociedad.
En este sentido, algunos de los principios fundamentales del liberalismo económico son la libertad de acción, la defensa de la iniciativa privada como forma de progreso, el rechazo a la injerencia estatal en materia económica, y la idea del trabajo como fuente de riqueza.
Durante el siglo XIX, el liberalismo económico ganó terreno. El crecimiento de los mercados y de los factores de producción impulsó a que los gobiernos, influenciados por los industriales, comerciantes e inversionistas, adoptaran una serie de medidas económicas de corte liberal, como la libre circulación de productos, de capital y de trabajadores. Así, se aceleró el proceso de industrialización, la creación de mercados mundiales y el surgimiento de grandes empresas.

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